lunes, 14 de mayo de 2012

¿Se rebelarán CajaCanarias y La Caja de Canarias contra las nuevas normas bancarias, tras las fusiones?


  • Las dos entidades, que siguen teniendo personalidad jurídica propia, podrían convertirse en cooperativas de crédito
  • Cajasiete, por ejemplo, funciona como tal, con excelentes resultados en este momento
Andrés Orozco, máximo responsable en Canarias de CaixaBank./Galería de Presidencia del Gobierno de Canarias.

El diario “La Provincia” apuntaba ayer, en su edición digital, que La Caja de Canarias, a la que no ha sentado nada bien la nacionalización de Bankia, se planteaba convertirse en cooperativa de crédito y no perder su obra social, que tanto bien hace a la sociedad de su ámbito de actuación.
Nada se sabe de las expectativas de CajaCanarias, que en este momento posee el 0,9% del capital de CaixaBank, entidad que no ha definido  aún cuál va a ser el papel de las cajas absorbidas (las cuatro de Banca Cívica) en su organización, en la que ya se han “colado” los co presidentes de Cívica, Goñi y Pulido como miembros de su consejo de administración.
¿Mantendrá CaixaBank la obra social de las entidades absorbidas? ¿Las abandonará a su suerte?Las dos cajas canarias, por su parte, siguen teniendo personalidad jurídica propia y mantienen sus propias asambleas; pero las fusiones y las absorciones sucesivas han sido tan enrevesadas que se han quedado muchos cabos sueltos.

Álvaro Arvelo, presidente ejecutivo de CajaCanarias.

En caso de litigio ante los tribunales, las dos cajas canarias conservarían derechos que ahora se creen perdidos. La conversión en cooperativas de crédito, tipo la tinerfeña Cajasiete, o la Caja Rural de Canarias de Las Palmas, parece posible.
El modelo de Cajasiete, que no ha cesado su implantación en las islas, sobre todo en las de la provincia occidental, es significativo. Bien organizada, pequeña, sin grandes pretensiones, es verdad que se ha convertido en la única entidad netamente canaria, ya que la Caja Rural de Las Palmas pactó con la almeriense Cajamar una fusión que al parecer no ha sido culminada por la denuncia de uno de sus directivos, que no estaba de acuerdo con ella, sino con que las dos cajas rurales canarias se unieran.
Desde luego, con las decisiones –ahora se ve que erróneas– de las asambleas de ambas cajas de ahorros canarias se impidió la creación de un banco regional. El Gobierno de Canarias hizo mutis por el foro y la mera insinuación despertó las apetencias de los directivos de la Caja Insular de Las Palmas, que pretendían más una absorción de la de Santa Cruz de Tenerife que de una unión de ambas.



Juan María Nin, el mayor responsable, tras Isidre Fainé, de CaixaBank.

La de Tenerife era “primus inter pares”, con más recursos y mejor gestión. Al final cada cual se fue por su lado, demostrándose una vez más que en estas islas la unión parece imposible y que el pleito subyace en cualquier decisión que se tome, por trascendente que ésta sea.
Porque la absorción de la Caja Insular por Bankia, ahora intervenida, fue un desastre. Y Banca Cívica se convirtió en un estrepitoso fracaso desde la entrada en ella de Caja Sur, la entidad socialista andaluza, que desvirtuó todo el espíritu primigenio de Cívica, cuyos verdaderos fundadores fueron Enrique Goñi (Navarra) y Álvaro Arvelo (Canarias).
En cualquier caso, una sociedad como la nuestra, tan apegada a sus cajas, no debería perder sus obras sociales, que han sido muy importantes, sobre todo asistencial y culturalmente, desde hace muchos años. Y tampoco su actividad financiera.
Lo apuntado ayer por el diario “La Provincia” de que las entidades canarias podrían  retomar el negocio financiero y formar cooperativas de crédito, tipo Cajasiete, para operar con clientes de tipo medio, con establecimiento de microcréditos para pymes y autónomos y ayudar así a la economía de las islas, parece una muy buena noticia. Es verdad que no ha sido tomado ningún acuerdo al respecto.
Por otra parte, la nacionalización de Bankia sume en la incertidumbre a La Caja de Canarias (la antigua Insular de Las Palmas), pero la absorción de la tinerfeña CajaCanarias por CaixaBank, y la lentitud de este último banco en tomar decisiones con las entidades absorbidas, pone en la más absoluta incertidumbre a empleados y clientes de CajaCanarias.
Hace unos días publicábamos en exclusiva (ver eldiariodetenerife.com) la información de una cesión de créditos por valor de 800 millones de euros, hecha por Banca Cívica a una entidad especialista en cobros a morosos, Vion Europa.
Los créditos de esta cartera que procedan de CajaCanarias ya no podrán ser negociados con esta entidad, ni con Banca Cívica, ni con CaixaBank, sino con la mencionada empresa especializada en el cobro a morosos, con criterios mucho más agresivos que los de los bancos. Lo que rompe con la filosofía no sólo de CajaCanarias sino de la propia CaixaBank, mucho más comprometida con sus clientes y con un trato amable con ellos.



Goñi y Pulido se colaron de rondones en CaixaBank, sin reparar en gastos.

Un portavoz de CajaCanarias dijo a eldiariodetenerife.com que esta cesión de créditos se hizo por imperativo del Banco de España. Ellos sabrán, pero la medida ha caído como una bomba en algunos sectores de la sociedad tinerfeña. Además, Banca Cívica había iniciado algunos procedimientos judiciales contra los deudores, que no podrán ser traspasados a la empresa de cobro de morosos antes de que se sustancien, ya que podrían dejar en indefensión a los clientes afectados.
A estas alturas, el delegado especial de La Caixa/CaixaBank en Canarias, Andrés Orozco, ha mantenido ya entrevistas con el presidente ejecutivo de CajaCanarias, Álvaro Arvelo. Y Juan María Nin, máximo responsable, tras Isidre Fainé, de CaixaBank, había anunciado una visita a Tenerife, de la que no se ha ofrecido información, para hablar de algunos extremos de la absorción y, sobre todo, de cómo va a funcionar CaixaBank en las islas, si conservará o no el nombre de CajaCanarias, además de cómo va a quedar la obra social a partir de ahora.
En CajaCanarias, los empleados se encuentran confundidos con la situación, mucho más compleja de lo que parece. La actividad comercial de la entidad no es la más óptima en este momento, ya que todo se cuestiona, sobre todo las grandes operaciones, a la vista de la inminencia de adoptar los criterios de la entidad catalana.