domingo, 20 de mayo de 2012

Los retos de CaixaBank en su nueva etapa con Cívica

La asamblea de La Caixa aprobará mañana formalmente la absorción de Banca Cívica, una operación con la que la entidad financiera catalana entra por la puerta grande en el proceso de concentración del sector.
Hasta ahora, la caja sólo había ejecutado dos pequeñas compras: la integración de Caixa Girona y la adquisición de los activos de Bankpime. Tras frustrarse el intento de fusión con Bankia –que se encargó de desactivar el propio Rodrigo Rato-, La Caixa ha encontrado en Cívica la mejor opción para recuperar terreno y volver a liderar el ránking español por volumen de activos.
El nuevo grupo gestionará más de 342.000 millones de euros, superará los catorce millones de clientes y controlará cuotas de mercado de más del 15% tanto en nóminas como en planes de pensiones. El impacto en la plantilla y el número de oficinas que deberán cerrarse son dos de las principales incógnitas de la fusión, que deberá hacer frente a nuevos retos, como digerir las provisiones extra de 3.389 millones de euros a las que obliga el último decreto aprobado por el Gobierno.
Los gestores de CaixaBank confían en que las sinergias de la integración permitirán ahorrar 540 millones al año, lo que contribuirá a conseguir una de las principales prioridades del grupo, mejorar su rentabilidad.
El banco también deberá cumplir con la promesa de incrementar en un 20% el beneficio por acción en 2014, tal como se comprometió ante sus accionistas en la junta del pasado mes de abril. Veremos si las turbulencias financieras y la recesión económica se lo permiten.