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La integración de Banca Cívica en Caixabank, que a efectos legales se llevará a cabo el próximo 3 de agosto, convertirá a la entidad catalana en la primera entidad financiera del Estado español, con unos activos de 342.000 millones de euros y más de 13 millones de clientes.
Será también líder del mercado español por depósitos (179.000 millones de euros) y por créditos (231.000 millones de euros), razones de peso que sin duda contribuyeron a que la Junta General de accionistas de Banca Cívica, reunida en sesión extraordinaria el pasado 26 de junio en Sevilla, aprobara la integración. Tanto Antonio Pulido como Enrique Goñi, copresidentes de Banca Cívica, destacaron la importancia de esta operación por su “garantía de futuro, liderazgo, solvencia, complementariedad, una filosofía común y el mantenimiento de nuestro protagonismo y compromiso territorial”, una oportunidad a la que llegan gracias a la “capacidad de adaptación a las distintas fases de la crisis, la anticipación y una apuesta de consolidación siempre pionera e innovadora”.
Cambios en País Vasco
El nuevo escenario que se abre tras la fusión ha movido a la entidad catalana a reorganizar su estructura territorial en el País Vasco, con el objetivo de adaptarse a las nuevas necesidades. Así, la entidad ha reforzado su estructura con la creación de una nueva Dirección Territorial, que gestionará la actividad de las 218 oficinas ubicadas en la CAV y 49 en Cantabria.
Juan Pedro Badiola, que hasta la fecha era delegado general de Empresas de la Dirección Territorial Norte, está a partir de ahora al frente de esta nueva Dirección Territorial País Vasco-Cantabria. Por su parte, Ana Guzmán es la nueva delegada general de Banca Privada y Personal, mientras que Rafael Martin Fernández ocupa el cargo de director comercial de Empresas.
