martes, 26 de junio de 2012

Caixa y Bankia, condenadas a vender sus participadas industriales

 
  • Gorigolzarri se prepara para una venta masiva mientras que Isidro Fainé intenta retrasar todo lo posible la venta de Repsol y de Telefónica.
  • Es la primera condición del rescate bancario: que la banca española venda sus industrias.
  • En Economía tienen claro que esa será una de las condiciones impuestas por Bruselas.
  • Empresas como Iberdrola, SOS, Indra, Iberia, Mapfre, Sacyr, Abertis, Repsol, etc., están pendientes de las exigencias de Bruselas, Washington y Basilea. Es decir, de la crisis bancaria.
  • Con esto, aumentará la colonización industrial del país. A la banca les sustituirán fondos y éstos buscarán al socio industrial más grande.
  • En el Ministerio de Economía ya ni se preocupan por negarlo.

 
En el Ministerio que dirige Luis de Guindos (en la imagen) ya ni se preocupan por negarlo. Además, Joaquín Almunia, antes comisario europeo que político español, se lo ha vuelto a recordar: el rescate bancario tiene un pecio. Un rescate absurdo que asfixiará a quien pretende salvar pero, que, encima, se nos otorga graciosamente desde Bruselas, no gratis, sino con condiciones. Condiciones severas. Una de ellas es la de que los bancos, los ayudados y los no ayudados, vendan sus participadas industriales. Especialmente las cajas de ahorros, ahora raíz de todos los males pero que han supuesto la gloria financiera de España y el soporte accionarial de todo el tejido industrial estratégico español.
Ni su conversión en bancos ha conseguido arrancar de raíz la vocación industrial de las cajas. Ahora mismo, la españolidad de empresas como Indra, SOS, IAG-Iberia, Abertis, Sacyr, Gas Natural Fenosa, incluso a las tres gigantes (Repsol, Telefónica e Iberdrola), pueden depender de aquello que no le gusta a Europa: que los bancos participen en industrias. Basilea III lo condena con la extensión del coeficiente de recursos propios, el FMI como garante último de cualquier ayuda metido a regulador bancario y Bruselas, ahora más que nunca: porque ahora sí va a lanzar créditos de ayuda.
En definitiva, las cajas han mantenido empresas estratégicas en España mientras otros países decidían competir con ellas a costa de nacionalizarlas (Italia y Francia). Pero como somos los más listos de la clase, resulta que nos hemos empeñado en vituperar a las cajas y les hemos obligado a convertirse en bancos SA. Conclusión: estamos más en peligro que nunca de convertirnos en un páramo industrial.
La más amenazada es Bankia, que participa en compañía como Indra, Iberdrola, Mapfre, SOS, IAG-Iberia, etc. Su presidente, José Ignacio Goirigolzarri, ya tiene claro que pondrá todo en venta, salvo Mapfre, asegura, por aquello de las participaciones cruzadas y la banca-seguros.
Y el caso de La Caixa, que no precisa ayudas, puede ser aún más grave. Es el segundo accionista de Telefónica, el primero de Gas Natural, el primero deRepsol y el dueño de Abertis-Hispasat, además de otras sociedades menores. Da miedo pensar en una venta -mala venta, dada la situación de la bolsa- de estas compañías a manos extranjeras.
¿Quién compraría? Fondos, naturalmente, que a su vez darían entrada a algún socio industrial, cuanto más grande mejor, cuanto más estatal mejor. Aunque sea mucho menos solvente que lo comprado, como ocurrió con ENEL-Endesa.
Ahora mismo, el peligro más grave de la destrucción de las cajas de ahorros es precisamente eso. Peligro que se ha multiplicado con el ‘rescate’ bancario. Al parecer, se trata de rescatarnos del paraíso.
De prisa y corriendo, el Gobierno Rajoy trata de sustituir a las cajas de ahorros por una normativa protectora de las entidades: pero las normativas se tumban mientras la propiedad permanece.