jueves, 13 de septiembre de 2012

La independencia de Cataluña podría llevar a la quiebra a CaixaBank y a otros bancos

La hipotética declaración de independencia unilateral de Cataluña tendría unas funestas consecuencias económicas para esta región y para el conjunto de España. Con toda probabilidad las entidades que tuvieran mucha actividad fuera de Cataluña y su sede en esta comunidad autónoma estarían sometidas a un gran riesgo de quiebra.
Cuando se habla de independencia hay que tener en cuenta todos los riesgos y consecuencias económicas que una medida de tal naturaleza podría traer. Aquí sólo vamos a tratar el problema financiero, que sería uno de los más graves a los que se tendría que enfrentar un proceso de esa naturaleza. Desde ese punto de vista, la convulsión en el mercado financiero generaría una serie de distorsiones que podrían llevar a la quiebra a buena parte del sistema financiero español, con gran incidencia en las entidades catalanas.
Una declaración unilateral de independencia de Cataluña generaría el pánico en todos los depositantes no catalanes de entidades con sede en esa comunidad, llevando a una retirada masiva de depósitos que colapsaría su funcionamiento y desequilibraría de tal forma su balance que se verían obligadas, con toda probabilidad, a cerrar sus puertas. Como todos estos procesos no se producen de la noche a la mañana, sino que van desgranándose en el tiempo, se discuten en los parlamentos y definitivamente se aprueban, el público tendría tiempo para ir retirando sus depósitos hasta que la entidad ya no pudiera más y tuviera que ser intervenida, seguramente antes de que la propia declaración de independencia tomara forma legal o se pudieran prever y regular sus efectos por parte de todas las autoridades implicadas.
En Cataluña actualmente hay varias entidades de mucho peso y gran actividad en el conjunto de España, cuya captación de pasivo y créditos están repartidos por todo el territorio español. La más importante de todas ellas, sin duda, es CaixaBank, cuya actividad en el conjunto de España hace que buena parte de su pasivo proceda de fuera de esa comunidad autónoma y a su vez esté invertido en créditos también fuera. En una situación similar se encuentra Banco de Sabadell y la nacionalizada CatalunyaCaixa.
El pánico en los clientes de estas entidades sería difícilmente evitable y esas espirales son muy difíciles de erradicar una vez se han establecido en la conciencia del público. De suceder algo así, otros bancos con sede fuera de Cataluña empezarían a recibir depósitos procedentes de entidades catalanas, con lo que sus balances se verían compensados con creces de las pérdidas que pudieran tener en ese territorio. Los trasvases de fondos, por tanto, beneficiarían a una entidades y perjudicarían a otras, aunque en general en el territorio independizado el público tendería a extraer los depósitos y dejarlos fuera del sistema bancario en mayor medida que en el resto de España, si bien sería un fenómeno que sucedería en una proporción de los clientes hasta que la situación se hubiera clarificado.
Este desequilibrio de las entidades catalanas sería sufrido por el resto del sistema financiero español y europeo, que tendría que arbitrar medidas de protección especiales, como líneas de crédito extraordinarias de liquidez y otras para evitar las consecuencias de las quiebras en otras instituciones. Ya se ha podido comprobar la interconexión del sistema financiero global y como problemas en una región o país pueden afectar internacionalmente.
Como protección frente a este problema, las entidades que pudieran verse afectadas quizás optaran por establecer su sede fuera de Cataluña como una forma de protegerse frente a estos efectos indeseados. Ninguna solución es buena y el riesgo de secesión añade un hipotético riesgo a todas las entidades que eventualmente podrían estar sometidas a él.
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