miércoles, 19 de septiembre de 2012

¿Ciencia ficción?

DESDE HACE un tiempo corre el rumor de que La Caixa (Caixa Bank) y el Popular (Popular-Pastor) están en negociaciones para formar el primer grupo bancario español. Incluso se dice que la operación iría acompañada de cambios en la cúpula directiva de la entidad resultante.
Así, el compostelano Ángel Ron pasaría a ocupar la vicepresidencia del nuevo grupo, lo que le situaría como futuro sucesor de Isidró Fainé. A su vez, Juan María Nin se haría cargo de la presidencia de Repsol, lo que supondría la salida de su actual presidente, Antonio Bufrau, que ha perdido peso dirigente desde la nacionalización de YPS-Repsol por Argentina.
Fuentes de La Caixa y del Popular niegan todo lo anterior. Para unos esa operación no va a producirse "ni ahora ni en el futuro"; para otros "es ciencia f­icción". Si ellos lo dicen...
Es probable que estemos ante un chisme más de los muchos que, intermitentemente, genera el sector financiero. Pero de ahí a afirmar que eso nunca vaya a ocurrir y que cualquier elucubración en tal sentido es ciencia ficción, hay un trecho. El trecho que los hechos tarden en desmentir a quienes consideran como imposible, no ya improbable, procesos cuyos inicios se fraguan de forma imprevista y se conducen por caminos hasta ese momento insospechados. Los ejemplo son tan abundantes que huelga citar alguno en concreto.
Será cierto que entre La Caixa y el Popular no existen conversaciones para ir a una fusión porque no están en los planes de ambos tal cosa, pero si las hubiere no sería algo descabellado o imposible de culminar. Al contrario, la propia lógica de la profunda reestructuración a que está siendo sometido el sector financiero induce a no descartar concentraciones de altos vuelos.
Es más, en estos momentos, de darse, una unión como la que nos ocupa tendría efectos inmediatos sobre los mercados: la prima de riesgo española y la rentabilidad de los bonos a diez años bajarían. Lo que ayudaría a desatascar las cañerías del crédito y que éste fluyese hacia las empresas y las familias.
Lo que no evitaría es el segundo rescate, que el presidente Rajoy todavía se niega a explicar. Quizá porque no descarta del todo que el escenario de actuación abierto por el BCE conduzca a los mercados a una rebaja de la prima de riesgo lo suficientemente atractiva como para que no sea necesario acudir a la ayuda de los fondos europeos para financiarse. Con el consiguiente efecto balsámico sobre los intereses de la deuda y la partida presupuestaria destinada a tal fin.
Nada de estas cuestiones son literatura económica fantástica. Pueden ocurrir, porque forman parte de la lógica que mueve el propio sistema capitalista, en el más sentido schumpeteriano.
El propio Isidró Fainé advertía el pasado miércoles que estamos en una época de "márgenes estrechos" en la que cualquier negocio "o bien se adapta a los cambios del entorno y crece, o bien se extingue".