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20 de abril de 2012 #
Buena parte de las intervenciones de minoritarios
en la junta de CaixaBank celebrada ayer en Barcelona estuvo copada por las
críticas a la comercialización de participaciones preferentes, críticas que el
consejo de la entidad aguantó con estoicismo.
El más duro fue el representante de los
trabajadores de Port Aventura, que además de arremeter como cada año contra las
condiciones laborales del parque de atracciones, lamentó la manera en que se
habían comercializado las preferentes y la solución de canje que se había dado
desde la entidad.
El sindicalista denunció que se había “engañado
de manera deliberada y en masa a los ahorradores de este país: se ha
comercializado un producto de riesgo. Y luego para solucionar un problema han
generado otro. Tratan de tapar una agujero con otro: devolver el dinero en
diez años no es de recibo para clientes que tienen 80 años”.
CaixaBank ha ofrecido a los titulares de
participaciones preferentes canjear este producto por un 70% de deuda
subordinada que ofrece más rentabilidad pero que no vence hasta dentro de diez
años y, por tanto, inmoviliza por ese período el principal, y un
30% en acciones de CaixaBank.
El representante sindical ha lamentado, además,
la discriminación que supone para los clientes de La Caixa que el canje de
preferentes de Banca Cívica, entidad que el 31 de julio se habrá fusionado con
CaixaBank, sea al 100% por acciones del banco, sin deuda subordinada.
Alguno de los que ha protestado ha puesto en duda
que dentro de diez años los propietarios de deuda subordinada vayan a recuperar
su dinero. Otro accionista lamentó que a su padre no se le hubiese ofrecido las
condiciones de liquidez de la que alardeaba la dirección de La Caixa.